- jue, 03 abril
- Pensamientos
- Diosa Eris
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Aquel chico quien me rompió el corazón..."
Sí, realmente, aún me duele. No es que aún lo ame, es sólo que cuando alguien fue TODO para tí en tu vida, no es tan fácil dejar de quererlo, aún después de todos estos años de lejanía, de estar día tras día resguardando un sentimiento, tratando de borrarlo, de... que desaparezca por completo... en fin... Desde niña he sido muy fuerte y muy ágil, siempre me había gustado competir con los chicos, no era que considerara a las muchachas débiles, es sólo que a veces me sentía motivada a demostrar que podía hacer muchas cosas, inclusive, que podía llegar a ser mejor que un "hombre".
Hubo un tiempo en el cual me sentía rechazada, y fue justamente cuando entraba en la etapa de la adolescencia; el hecho de ser la más alta, la "ruda", hicieron que las otras niñas de mi edad no me aceptaran consigo, inclusive, me llamaban "el fenómeno"; no saben cuánto me dolía ese sobrenombre, llegué a creer que era algún error de la naturaleza. Cuando cumplí 13 años conocí a dos personas que en su momento llegaron a ser el centro de mi universo: Celeste y Darío.
Recuerdo el día en que los vi por primera vez... Mi papá, quien era un excelente nadador, decidió que ya era tiempo que diera mi prueba dentro del equipo de natación; estaba muy nerviosa, ésta vez era distinta cuando competía contra otra persona, porque ahora estaría tratando de demostrarme, y de demostrarle a una serie de personas mi capacidad, mi propia capacidad de lucha; era como rivalizar conmigo misma, ya no era cuestión de ser mejor que "ALGUIEN", era ser mejor que "YO MISMA". Después de unos cuantos minutos de estar dentro de una piscina, y nadar bastantes metros en diferentes estilos, los entrenadores de la selección dijeron que ya estaba "adentro"; no puedo decir que fue algo mmmm "sorpresivo", mi padre dijo: "sabía que lo lograrías, ahora tienes que dar lo mejor de ti, haz tu mayor esfuerzo, enséñales lo que eres, y sobre todo hija, sé valiente".
Decidieron que desde ese mismo día estaría practicando, unas dos horas más tarde, ya habíamos acabado con el entrenamiento diario, nos habíamos duchado y cambiado; yo me encontraba esperando a que vinieran por mi; una linda muchacha se acercó a mi y me dijo "Hola, mucho gusto, mi nombre es Celeste", y me extendió la mano, por unos instantes me quedé paralizada, era la primera vez que alguien intentaba "socializar" conmigo; cuando por fin reaccioné le dije "Ehh, me llamo Lita, un placer conocerte", y estreché su mano. Me preguntó mi teléfono, mientras se lo daba y ella lo copiaba cuidadosamente en su agenda un muchacho a quien no pude distinguir la llamó, "Disculpa, tengo que irme, te llamaré esta noche, chao", "Sí, chao"; era increíble.... sólo puedo decir esa palabra a la hora de intentar describir lo que sentí en ese momento.
Realmente no creí que llamaría, pero como a eso de las 9:30 de la noche sonó el teléfono, pensé que era alguno de los científicos amigos de mis padres quienes llamaban frecuentemete a la casa para citar reuniones y ese tipo de cosas, pero para mi sorpresa, Cloh, una de las muchachas del servicio tocó a mi puerta y entró a la habitación diciendo "Señorita Lita, es para usted". Wow, ¿quién podría llamarme a mí, la antisociable de la familia?, así que no podría ser otra sino ella. Contesté: "Aló buenas noches", "Hola Lita!, ¿Cómo estás?, "Celeste... muy bien, ¿y tú?", "Bien, te llamaba para invitarte mañana a mi casa después de las clases de natación, ¿puedes venir?". Mis padres no tenían mucho tiempo para mí, prácticamente nada que ver, sólo el nexo de la natación con mi padre, y el del piano con mi mamá, cuando practicaba alguna de las dos cosas era cuando realmente se podría decir que estaba "algo cerca" de ellos; por otro lado estaba mi hermano, pero él era 10 años mayor que yo, por lo que la diferencia de edad era algo grande, jamás le importé mucho que digamos, no era que él sintiera celos por mí o algo parecido, es que como yo misma decía, él era "uno más de ellos", cuando no estaba en la empresa con mis padres, estaba en el laboratorio de la casa trabajando en nuevos inventos, digamos que mi existencia era nula para él, yo le daba igual. Por todas esas razones me pareció lógico que no hubiera ningún motivo para que mis padres no me dejaran ir a la casa de Celeste, por lo cual acepté su invitación.
Al día siguiente, luego de finalizar las prácticas, Celeste, su hermano y yo fuimos a su casa. Al llegar noté que pertenecían a una familia adinerada al igual que yo, pero, a diferencia de mi, ellos sí tenían una "verdadera familia"; su madre, la Sra. Milena y su padre, el Sr. Víctor, eran padres preocupados. El hermano de Celesté, Dario, quien era un año mayor que ambas, me cayó muy bien, él también estaba en el equipo, al decir verdad, él me gustaba, no a tal punto de armar un melodrama por él, pero no puedo negar que siempre hubo una gran atracción. Conforme iban pasando los días, las semanas, los meses, él y yo nos acercábamos más y más, se convirtió en mi mejor amigo, claro, Celeste era mi mejor amiga; francamente, ellos habían sido mis únicos amigos hasta ese entonces.
Un tiempo después, mis padres tenían que viajar con mi hermano a los Estados Unidos, ya que se realizaría una convención internacional de científicos; lamentablemente ellos murieron, el avión en el cual viajaban se precipitó a pocos minutos de aterrizar en el aereopuerto; cuando me enteré, me afectó mucho, más allá del dolor que puede causarte el perder a tu única "familia", me dolía porque jamás había sabido lo que en realidad era tener una familia, a pesar de que contaba con ellos. No me deprimí, tan sólo pensé que era doloroso perder a tu familia sin haberla conocido. En unos tres meseses me recuperé del "golpe emocional" de sus muertes, sobre todo gracias a Celes y a Darío. Como era menor de edad, quedé bajo la responsabiliadad de un tutor legal, quien a mi conocer era una persona muy confiable.
El día en que cumplí 14 años, Darío me llevó al jardín de la casa, me dio una extraña pero hermosa rosa verde, y me dijo: "Lita yo... desde hace un tiempo he desarrollado un sentimiento amoroso por ti... no sé cómo pasó, lo que sé es que... te amo", quedé sorprendida, yo también lo amaba, pero entre la muertes que me rodearon, las competencias nacionales de natación, el hecho de haber salido ganadora en ellas, las lecciones de piano, no me habían dado el espacio suficiente como para aclarar mis sentimientos hacia Darío, pero tras esa confesión no me cupo la menor duda de que yo sentía lo mismo. Creo que mis ojos le dijeron todo, tomó mi rostro entre sus manos y me besó... fue como una caricia con el pétalo de una flor. Inciamos una relación formal, contábamos con el apoyo tanto de Celeste como de sus padres, e igualmente de mi tutor, un señor de unos 40 años, a quien ya consideraba un amigo. Sin embargo, lo sorprendí besando muy apasionadamente a una de sus mejores amigas, lejos de reaccionar haciéndole un escándalo, dejé que terminara con su "acto de cariño", me le acerqué y le dije: "¿ahora si podemos hablar?", palideció por unos instantes y luego reaccionó, conversamos un largo rato, y llegamos a un acuerdo, terminar con nuestro noviazgo, y tratar de seguir siendo amigos. Sentía cómo mi interior se hacía pedazos, ver que lo que yo creía sagrado no lo era, y... verlo con ella, no tan sólo besándose, sino verlos juntos, JUNTOS, como una pareja, estables, felices; no me molestaba tanto ese hecho, sino que yo pensaba que él era perfecto, bueno, no a esas magnitudes, pero sí tenía todas las virtudes que yo buscaba; me alegraba que fuera feliz, mas me molestaba que no me hubiera confiado lo que le pasaba, que estaba confundido, no sé, a pesar de todos éstos años no logro aclarar con exactitud lo que sentía en aquellos momentos.
El día tan esperado llegó, tenía que viajar a la capital a presentarme a la Sinfónica Nacional en un solo de piano en el auditorio principal; partí el mismo día de la presentación en la mañana. Me acompañó Celeste, Darío, y la Sra. Milena, obviamente que el Sr. Hugo también fue (mi tutor). Todo fue un éxito, al salir de ese lugar, sentí una extraña presencia, un mostruo me atacó, y acto seguido aparecieron las Sailor Scouts: Moon, Mercury, Mars... una linda gata negra habló, y en unos instantes, sin darme cuenta cómo, yo me encontraba pronunciando las palabras: "Por el Poder de Júpiter, ¡Tranformación!". Comencé a pelear, y rápidamente me integré al grupo, vencimos al maligno, y descubrí mi verdadera identidad a mis nuevas compañeras. Entendí cuál era mi misión, y debía quedarme en esta ciudad. Hablé con el Sr. Hugo y estuvo de acuerdo en vivir aquí, le dije que así tendría una mejor educación, además podría ingresar a la Sinfónica, y toda esa serie de cosas para poder convencerlo. Me despedí de Celeste no sin antes decirle cuánto la quería, y que me dolía mucho alejarme de ella... cómo lloraba.... igualmente hablé con Darío, él me dijo: "perdona, no quise herirte, espero que tengas buena suerte en todo lo que emprendas..."; lo amaba como no tenía idea.
Desde eso han pasado unos 6 años, y como podrán haberse dado cuenta, aún estoy algo confundida; gracias por escucharme, desafortunadamente ya tengo que irme, las chicas acaban de llegar por mí, nos vamos de viaje, decidimos pasar unas vacaciones, extrañamente vamos a Crystal, la ciudad preferida de Darío, tal vez, sólo tal vez, vuelva a ver a "aquel chico quien me rompió el corazón"...
Nota de Autora: espero que les haya gustado, lo escribí porque siempre me pregunté quién era ese chico que le rompió el corazón a Sailor Jupiter, además, ella es mi Sailor favorita. Cualquier comentario que quieran hacer, se les agradece. Espero verlos pronto de nuevo, se despide con un beso y un abrazo... Diosa Eris
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